miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA REPÚBLICA RADICAL (1916-1930)


Ver anterior: LA LEY SAENZ PEÑA, 1912.

1916-1930 LA REPUBLICA RADICAL

Los sectores sociales que llegaron al poder con el triunfo del radicalismo eran muy diferentes a la generación del 80. El radicalismo, que en sus comienzos expresaba las aspiraciones de los sectores populares criollos apartados de la vida pública por la oligarquía, había luego acogido también a los hijos de inmigrantes que aspiraban a integrarse en la sociedad, abandonando la posición marginal de sus padres. Así adquiría trascendencia política el fenómeno social del ascenso económico de las familias de origen inmigrante que habían educado a sus hijos.

Las profesiones liberales, el comercio y la producción fueron instrumentos eficaces de ascenso social, y entre los que ascendieron se reclutaron los nuevos dirigentes políticos del radicalismo. Deseaban seguir conquistando prestigio social a través del acceso a los cargos públicos, preocupación que en muchos casos era mayor que la de servir a los intereses colectivos.

Yrigoyen llegó al poder en 1916 como indiscutido jefe de un partido que había intentado repetidas veces acabar con el "régimen" conservador por el camino de la revolución. Yrigoyen representaba "la causa", que entrañaba la misión de purificar la vida argentina. Pero, triunfante en las elecciones, Yrigoyen aceptó la herencia  del conservadorismo: los gobiernos provinciales, el parlamento, la justicia y, sobre todo, la estructura económica en el que basaba la vieja oligarquía. Sin duda, le faltó audacia para emprender una revolución desde la presidencia; pero no es menos cierto que su partido estaba constituido por grupos  marginales que aspiraban más a incorporarse a la situación establecida que a modificarla. Lo cierto es que el cambio político y social que pareció traer consigo el triunfo del radicalismo quedó frustrado por la pasividad del gobierno frente al orden constituido. 

Frente a la dispersión de los grupos conservadores, el Partido Radical tenía una fuerte organización. Se iniciaba en los locales partidarios o comités distribuidos por todos los barrios, a través de los cuales hacían conocer sus propuestas los electores. A su vez, los comités dependían de organismos centralizados que permitían la unidad y la coherencia en la toma de decisiones. Para mantener la solidez del radicalismo, Yrigoyen fomentó el sistema de patronazgo sostenido por los dirigentes locales, llamados “caudillos” o “punteros”, que, a cambio de algunos favores esperaban el agradecimiento en forma de votos. Pese a toda esta organización, en el partido no faltaron problemas: en cada provincia abundaban grupos internos que luchaban por alcanzar el control del aparato partidario. 

Como imitaciones de la gran figura del caudillo nacional, comenzaron a aparecer en diversas provincias caudillos locales populares que dieron a la política un aire nuevo. José Néstor Lencinas en Mendoza o Federico Cantoni en San Juan fueron los ejemplos más señalados, pero no sólo aparecieron en el ámbito provincial, sino que aparecieron también en cada departamento o partido y en cada ciudad. El caudillo era un personaje de nuevo cuño, antiguo y moderno a un tiempo, primitivo o civilizado según su auditorio, demagógico o autoritario según las ocasiones; pero, sobre todo, era el que poseía influencia popular suficiente como para triunfar en las elecciones ejerciendo, como Yrigoyen, una protección paternal sobre sus adictos. 

A diferencia de los políticos conservadores, un poco ensoberbecidos y distantes, el caudillo radical se preocupaba por el mantenimiento permanente de esta relación personal, de la que dependía su fuerza, y recurría al gesto premeditado de regalar su reloj o su propio abrigo cuando, se encontraba con un partidario necesitado, a quien además ofrecía un vaso de vino en cualquier cantina cercana, o se ocupaba de proveer médico y medicinas al correligionario enfermo, a cuya mujer entregaba después de la visita un billete acompañado de un protector abrazo. Y cuando llegaban las campañas electorales, ejercitaba una dialéctica florida llena de halagos para los sentimientos populares y rica en promesas para un futuro que no tardaría en llegar.

Fueron los caudillos o sus protegidos quienes llegaron a las magistraturas y a las bancas parlamentarias en los procesos electorales que siguieron a la elección presidencial de 1916, algunos todavía pertenecientes a familias tradicionales, pero muchos ya nacidos de familias de origen inmigrante. Pero a pesar de eso la estructura económica del país quedó intacta, fundada en el latifundio y en el frigorífico y el gobierno radical se abstuvo de modificar el régimen de la producción y la situación de las clases no poseedoras. 

La política económica radical no fue más que una continuación de lo actuado en el período anterior. La economía siguió basada en la producción primaria  agroexportadora. Empero, los precios del mercado internacional, aunque muy lentamente, comenzaron a bajar desde 1914 y los productos manufacturados que el país importaba empezaron a costar más en relación con el precio de los cereales. Así se fue creando una situación cada vez más difícil que condujo a una crisis general de la economía cuyas manifestaciones se hicieron visibles en 1929, al compás de la crisis mundial.

Una industria relativamente poco desarrollada, que había crecido durante la primera guerra mundial pero que se comprimió luego, una organización fiscal que obtenía casi todos sus recursos a través de los derechos aduaneros, y un presupuesto casi normalmente deficitario caracterizaron en otros aspectos la economía argentina durante la era radical.

Por el contrario, ciertos principios básicos acerca de la soberanía nacional, caídos en desuso, fueron   retomados por el radicalismo. Donde no había situaciones creadas, como en el caso del petróleo, Yrigoyen defendió enérgicamente el patrimonio del país. Durante el primer gobierno de Yrigoyen se creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales (Y.P.F) para impulsar la explotación del petróleo. Cuando Alvear asumió a la presidencia designó al Coronel Mosconi al frente de Y.P.F, quién logró darle un fuerte impulso con el objeto de lograr el autoabastecimiento y a eliminar la competencia privada.


ACTIVIDAD:
1) Identificá el grupo social, y cuales eran sus objetivos, que impulsa al radicalismo.
2) Describí la figura del "caudillo" y las formas en que se relacionaba con los votantes.
3) Explicá como se desarrolla la política económica de las presidencias radicales.
4) ¿ Cómo describirías la relación del radicalsimo con el movimiento obrero y por qué?

LA LEY SAENZ PEÑA DE 1912

Ver anterior: EL MOVIMIENTO OBRERO

La Ley Saenz Peña

En 1902 se produce una división en el Partido Autonomista Nacional por causa de la sucesión del presidente Julio A. Roca. El candidato propuesto por la junta del P.A.N. era el ex presidente Carlos Pellegrini. Sin embargo,  la decisión de Roca fue impulsar al abogado Manuel Quintana como candidato para las elecciones presidenciales de 1904. Por causa de este enfrentamiento los conservadores se fracturan en dos grupo: los "autonomistas nacionales" o roquistas, con su política de mantener el fraude electoral, y los "autonomistas" o pellegrinistas, que se separan del P.A.N.

FRAUDE ELECTORAL, CARICATURA DE JULIO ROCA.
El aumento de la agitación social reflejada en las revoluciones radicales, los atentados anarquistas y las huelgas obreras,  preocupaban  a los pellegrinistas. Los “autonomistas” deseaban encauzar  las protestas incorporando en el espacio político a los nuevos actores sociales. Para ello se hacía necesario ampliar la representación en el Congreso con los principales partidos opositores, la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista. De esa manera, se debilitaría a las dos grandes fuerzas sociales que enfrentaban al orden conservador: el sindicalismo y el anarquismo.

Con el apoyo de Roca, Quintana logró imponerse, por medio del fraude, en las elecciones nacionales en 1904. Los actos electorales se caracterizaban por dos aspectos: Por una parte, sólo una  mínima  parte de  la  población participaba  de los  mismos.  En  las  11 elecciones  Presidenciales previas a 1912 la participación  electoral  alcanzó  en promedio tan sólo el  1.7 %  de la población total.

Por otra parte, las elecciones eran manipuladas a través de diversos  mecanismos  de fraude  electoral.  Para votar era necesario empadronarse e integrar un Registro Electoral, en general,   el   fraude   comenzaba   con  la inscripción indebida y la omisión de nombres en el registro. Ciudadanos  ausentes y  aún  muertos  formaban parte de los registros. Otro mecanismo fue el utilizado por los comités partidarios que concentraban en lugares estratégicos a sus adherentes, donde  votaban  al  mismo tiempo.  Estas concentraciones de votantes dispersaban a la oposición, que no se atrevía a acercarse a los lugares habilitados para votar. Otro de los mecanismos consistía  en  “cambiar” los votos emitidos  a través de la destrucción y el remplazo de las boletas. También,  la compra de votos; los ciudadanos recibían un vale al emitir su voto y éste se transformaba en efectivo en el comité del  partido.

PROPORCIÓN DE VOTANTES EN ELECCIONES PRESIDENCIALES.
AÑO
PRESIDENTE
ELECTO
NÚMERO DE VOTANTES
POBLACIÓN
TOTAL
% DE VOTANTES
1862
Mitre
14,000
1,400,000
1.0
1868
Sarmiento
16,900
1,688,000
1.0
1874
Avellaneda
25,800
2,154,000
1.2
1880
Roca
52,800
2,640,000
2.0
1886
Juarez Celman
61,900
3,094,000
2.0
1892
L. Saenz Peña
77,200
3,858,000
2.0
1898
Roca
89,200
4,462,000
2.0
1904
Quintana
143,000
5,716,000
2.5
1910
R.Saenz Peña
199,000
7,092,000
2.8
Fuente: Statistical Abstract of Latin America, Cap. 34.   

En 1910 llegó a la presidencia Roque Saenz Peña. Su elección fraudulenta representa a un gobierno que comienza en el marco de la ilegitimidad y termina legitimado por el ejercicio honesto del poder. Desde el gobierno se propuso legitimar el sistema democrático mediante una reforma electoral.La reforma electoral promovida por Saenz Peña se estableció por medio de tres leyes: las leyes 8.129 y 8.130 de 1911, y la ley 8.871 sancionada en 1912.  La primera de ellas establecía el servicio militar obligatorio y  la unificación de los registros electorales con los registros militares.  La segunda encomendaba a los jueces electorales la formación de los padrones. Finalmente, la ley 8871 (usualmente llamada ley Saenz Peña), sancionada por el Congreso en 1812, estableció sobre la base de los nuevos padrones , el sufragio masculino universal, secreto y obligatorio para todos los ciudadanos nativos o naturalizados mayores de 18 años.
ARTÍCULO 77 DE LA LEY SAENZ PEÑA

Los objetivos de la nueva legislación eran claros: con el fin de promover la participación, el voto se hacía obligatorio; y para reducir al mínimo las acciones delictivas, se determinaba que el ejército se haría cargo de la custodia de las elecciones. Los métodos para hacer campaña electoral se modificaron , y el fraude electoral  ya no fue posible.

En las elecciones presidenciales de 1916, bajo la Ley Saenz Peña, se impone el candidato radical Hipólito Yrigoyen, con el 45,6 % de los votos, sobre el partido consevador con el 20%. La incorporación del nuevo electorado permitió la ampliación de la representación política de un amplio sector social, aumentando el porcentaje de votantes a un 75% de la población masculina adulta.

http://www.ucema.edu.ar/u/eez/Publicaciones/La_Ley_de_Sufragio_Universal_Secreto_y_Obligatorio/sec3.PDF

ACTIVDADES:
1) ¿ Qué posiciones se enfrentan y llevan a la ruptura del PAN EN 1902?
2) ¿ Identificá los mecanismos que le permitieron al PAN manipular los resultados electorales?
3) Explicá en un texto breve como se relacionan las tres leyes electorales de 1911 y 1912
4) Determiná que cambio se produce a partir de estas leyes.

Ver siguiente: LA REPÚBLICA RADICAL

martes, 4 de septiembre de 2012

EL MOVIMIENTO OBRERO

Ver anterior: LA GRAN INMIGRACIÓN


EL MOVIMIENTO OBRERO

Desde las últimas décadas del siglo XIX irrumpió un nuevo actor social: el movimiento obrero. Su crecimiento derivó de varios factores: los cambios económico sociales, el aporte inmigratorio y las nuevas ideologías que estos aportaron. Lógicamente que tuvieron mayor incidencia en los grandes centros urbanos del litoral, donde el aporte de inmigrantes fue más numeroso. 

Pese a la prosperidad económica del país, la situación de los trabajadores era penosa: excesivas jornadas laborales(hasta 14 horas), salarios muy bajos, pésimas condiciones de higiene y seguridad, trato despótico a los obreros sin reconocerles el más mínimo derecho a reclamar. Las corrientes clasistas internacionalistas como el anarquismo, el socialismo y el sindicalismo fueron las que mayor repercusión tuvieron, aunque sus distintos enfoques para enfrentar el sistema capitalista impedían la tan ansiada unidad sindical. 

Los reclamos de carácter revolucionario, la creciente agitación social y el incremento de las huelgas, alarmaron a la clase dominante que los consideró como “un real peligro social”. En 1902 el Congreso sancionó la llamada Ley de Residencia que habilitaba al Poder Ejecutivo a la expulsión del país a todo extranjero que perturbara el orden público o comprometiera la seguridad nacional. Se trataba de un elemento coercitivo contra el movimiento obrero.
PRIMERAS HUELGAS DEL MOVIMIENTO OBRERO

Con altibajos, las acciones de protesta fueron creciendo mediante manifestaciones multitudinarias o huelgas y la violencia aparecía con creciente frecuencia. El 1 de mayo de 1909 una multitudinaria manifestación obrera fue objeto de una brutal represión policial, cuyo resultado fue de 8 manifestantes muertos y más de 100 heridos. Se llamó a una huelga general que paralizó a la ciudad de buenos Aires por varios días. Pese a que el Presidente había felicitado al jefe de policía coronel Ramón Falcón por su desempeño en la represión, finalmente las autoridades aceptaron negociar. Este hecho se lo conoce como la “semana roja”. 

En noviembre un joven militante anarquista, Simón Radowitzky, asesinó con una bomba a Falcón y su secretario, como un acto reivindicatorio de los obreros muertos en mayo. Este hecho dio pie para una escalada en la represión y persecución al movimiento obrero por parte del poder político. En 1910 se sancionó la ley de “defensa social”, que acentuaba las disposiciones de la Ley de Residencia, incluyendo la pena de muerte en casos de terrorismo que causaran muertes.       

Ver siguuiente: LA REPÚBLICA RADICAL


lunes, 3 de septiembre de 2012

LA GRAN INMIGRACIÓN

Ver anterior: LA GENERACIÓN DEL ´80

LA GRAN INMIGRACIÓN

Durante el último tercio del siglo XIX, Argentina fue receptora de un constante flujo de inmigrantes, interrumpido solo por acontecimientos muy puntuales como la crisis de 1890 o la Primera guerra Mundial (1914-1918). Como consecuencia de la Revolución Industrial, casi 70 millones de personas abandonaron Europa. Cerca del 10 por ciento se radicaron en la Argentina.

HOTEL DE LOS INMIGRANTES, BUENOS AIRES, 1912
¿Por qué vinieron? Se dieron una combinación de factores que determinaron los flujos migratorios. Por un lado, las condiciones dadas en los países de origen, denominados factores de expulsión: desocupación masiva, bajos salarios, crisis políticas, etc. Por otro lado, operaron los factores de atracción del país de destino: la Argentina ofrecía la promesa de abundantes fuentes de trabajo, salarios más elevados, educación pública para hijos de inmigrantes, y una sociedad dinámica donde el ascenso social era posible. Entre 1880 y 1914 la gran inmigración forjó en nuestro país una sociedad radicalmente nueva, transformando las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales. Para 1914, casi la mitad de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires eran extranjeros.

En un principio, la población inmigrante fue esencialmente masculina y adulta; esto responde a las necesidades del mercado laboral. Recién en las primeras décadas del siglo XX, la relación entre hombres y mujeres inmigrantes comenzó a emparejarse. Si bien la población inmigratoria provenía de casi todas las naciones europeas, la gran mayoría lo hacía de solo dos países de origen: Italia y España. Como era de esperarse, la distribución geográfica de los extranjeros no fue pareja, concentrándose la gran mayoría en la región económica más dinámica: la Pampa húmeda. Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos congregaron el 87% del total de extranjeros. En las áreas urbanas, y sobre todo en Buenos Aires, la construcción, los frigoríficos y los medios de transporte proveían fuentes de trabajo alternativas a las áreas rurales.
EL CONVENTILLO, LA VIVIENDA DEL INMIGRANTE.
Como la producción de cereales y carnes para el mercado externo era más rentable a través de grandes latifundios, el acceso de los inmigrantes a la propiedad rural fue muy limitado. Los grandes terratenientes organizaban sus tierras en parcelas para ponerlas a producir. De este modo se establecía un contrato de arrendamiento: cada parcela era entregada a un inmigrante en alquiler para que la trabajara por un período de tiempo determinado (usualmente eran 2 años). Así, el inmigrante se convertía en un pequeño productor rural independiente que llevaba adelante las tareas agrícolas, pero no era propietario de la tierra que trabajaba. Esta imposibilidad de convertirse en propietario no favoreció en lo absoluto el establecimiento de población en el área rural.

En Argentina, el proceso de urbanización se encuentra estrechamente relacionado con el de la inmigración y con las condiciones del mercado de trabajo. El afincamiento de un trabajador y su familia dependía de una oferta de trabajo estable; que como vimos, el trabajo rural usualmente no se lo proporcionaba. Así, la ciudad se le presentaba al inmigrante como un hábitat posible y deseable para su radicación. Buenos Aires, y en menos medida Rosario, fueron las ciudades que mayor flujo de inmigrantes recibieron. 

El crecimiento de la ciudad de Buenos Aires en este período fue vertiginoso, convirtiéndose en una gran ciudad. La expansión se produjo del centro hacia la periferia. La vivienda popular más difundida en el centro d la ciudad era el conventillo. Sus habitantes eran trabajadores poco calificados, que se desempeñaban en el puerto, en la construcción, o en fábricas y talleres artesanales. Cada familia tenía acceso a una habitación propia y debía compartir la cocina y el baño con otras. Hombres, mujeres, niñas y niños de diferentes edades solían usar las mismas habitaciones en un clima de hacinamiento y, a veces, de promiscuidad. 

Con el correr del tiempo, se fueron extendiendo los recorridos de los medios de transporte y abaratando el costo de las tarifas. Así, cada estación de tren generaba un poblado, que más tarde daba lugar a un barrio. Esto se combinó con otro proceso: la venta de lotes de tierra en módicas cuotas, dando la posibilidad al inmigrante de abandonar el conventillo y acceder al terreno para la construcción de la vivienda propia.  


ACTIVIDAD:     
1) Utilizá el cuadro para calcular: a) Cantidad total de inmigrantes entre 1880 y 1930 - b) Diferencia la cantidad de inmigrantes por nacionalidad en dicho período.
2) Elegí un barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, investigá en la web cuáles fueron sus orígenes y redactá un breve informe de tu investigación.

Ver siguiente: EL MOVIMIENTO OBRERO

domingo, 2 de septiembre de 2012

LA GENERACIÓN DEL ´80

Ver anterior: EL MODELO AGROEXPORTADOR

A partir de la presidencia de Roca fue ganando importancia un grupo de hombres, identificados posteriormente como la Generación del 80. Este grupo le dio contenido ideológico y político a esta época de la historia argentina, llena de transformaciones en todos los sentidos.

Eduardo Wilde, Lucio V. Mansilla, Miguel Cané (h), Eugenio Cambaceres, entre otros, fueron protagonistas - desde el gobierno, el libro o el periodismo -  de una labor que dejó en claro un modelo de país agroexportador, estrechamente vinculado al mercado inglés y permeable a la inmigración.

Liberales-conservadores, creían que el manejo de los asuntos políticos se reservaba a una elite, a una minoría poseedora del saber y de la riqueza. Para poder entenderlos, cabe destacar el siguiente ejemplo. Cuando a Eduardo Wilde le preguntaron qué opinaba del sufragio universal, respondió que "es el triunfo de la ignorancia universal".

Hubo entre los hombres de la generación del 80 espíritus religiosos y no religiosos, predominaron y ejercieron mayor influencia estos últimos. El amor a la riqueza y el orgullo de sentirse aristócratas decoró a la modesta Buenos Aires con las infinitas vanidades que movían a las burguesías ricas de Londres o Paris. La construcción del edificio del teatro Colón, proyectado por el gobierno de Juárez Celman, simbolizó las preocupaciones por el goce estético  en el más alto nivel de lujo.
TEATRO COLÓN INAUGURADO EL 25 DE MAYO DE 1908

Herederos de padres ilustres, creyeron merecer no sólo el prestigio que rápidamente conquistaron, sino también la dirección política del país. Quizá fuera por eso que sus integrantes supusieron que pertenecían a una clase superior de aquella formada por los que buscaban la riqueza por medio del trabajo. Poco a poco, se sintieron los elegidos; fueron los aristócratas, en una sociedad donde comenzaban a diferenciarse profundamente las clases económicas.

Esta generación fue un fenómeno cultural trascendente, fruto de la política educacional liberal. Sus hombres oscilaban en los 30 años de edad  y se formaron en los Colegios Nacionales, lo que les permitió pertenecer a los grupos privilegiados convirtiéndose en ilustrados a la europea y aptos para integrarse a la política, a la burocracia y al ejercicio de las profesiones liberales ocupando los mejores cargos.

POSITIVISMO: CIENCIA Y EDUCACIÓN
Sin trabas morales para sus ambiciones dejaron de lado los principios éticos de sus antecesores y las costumbres tradicionales, creando un nuevo estilo de vida. Aprovecharon los empréstitos, los juegos de la Bolsa, el hipódromo y los naipes que se hicieron sus costumbres y le otorgaron dinero fácil que les permitió acceder al despilfarro, a las viviendas más suntuosas, a la vestimenta europea y gozar de todos los lujos.

El positivismo fue su filosofía: orden y progreso. Progreso significó crecimiento y modernización.Tenían la firme creencia en que los avances de la ciencia traerían consigo el progreso sin fin. Orden consistía en crear las condiciones de tranquilidad en las cuales debía encontrarse el pueblo para permitir la proyección del progreso sin pausa.

Con ellos comenzó la corrupción, un fenómeno nuevo en el país, salvo algunos pocos casos anteriores. Esta generación fue ajena al sentir nacional, inescrupulosa, dilapidó la riqueza de la Nación empobreciendo al país y exaltando como únicos valores culturales los propios de Europa, logrando también imponer en el país el respeto sagrado al capital extranjero.

EL PROYECTO DE LA GENERACIÓN DEL 80

El proyecto de la Generación del ochenta fue reordenar y modificar desde sus bases la sociedad argentina. Una generación de ideas liberales, europeísta, ansiosa por dejar atrás un pasado "bárbaro" y que, sin embargo, no pudo romper con al antigua base de la economía, la tierra.

Este proyecto se orientó sobre los siguientes objetivos: La federalización de Buenos Aires; La Campaña al Desierto y; La consolidación del Estado nacional y la inserción en la economía capitalista mundial como productores de materias primas.
JULIO ARGENTINO ROCA Y BARTOLOMÉ MITRE
El Presidente que inició este período fue Julio A. Roca, quien movió los hilos políticos del país: era un conservador pragmático, hábil y astuto. La fuerza electoral y la base política de esta generación, hábilmente manejada por Roca, fue el P.A.N. (Partido Autonomista Nacional) que era una alianza de dirigentes de todo el país cuya estrategia consistió en equilibrar las fuerzas del interior frente al avance del porteñismo.

A Roca y sus sucesores les interesaba legitimar el poder e imponer la pacificación. Se necesitaba un Estado director y gestor de la legislación transformadora, en todos los órdenes. Se impone una laicización del Estado: ley de Registro Civil, Matrimonio Civil y de Enseñanza laica (ley 1420), creación de tribunales de la capital, código de procedimiento en lo civil, Banco Hipotecario Nacional, organización de los territorios nacionales, ley de la consolidación de la deuda pública.

Se impone el oficialismo y el Estado es quien reparte cargos formando a su alrededor una especie de clientela política. En consecuencia, el sostén del P.A.N. se basaba en la corrupción electoral (fraude y falsificación del voto). El P.A.N.retuvo por estos medios el poder desde 1880 hasta 1916.

Ver siguiente: LA GRAN INMIGRACIÓN

jueves, 5 de julio de 2012

EL MODELO AGRO-EXPORTADOR

Ver anterior: LA REPÚBLICA CONSERVADORA

LA CONSOLIDACION DEL MODELO ECONÓMICO

En la segunda mitad del siglo XIX, a partir del ciclo de exportación de lanas comenzó a formarse en nuestro país una economía capitalista, que se iría desarrollando en las décadas siguientes. Así, gran parte de la tierra que estaba en manos del Estado pasó a manos del sector privado. Allí se establecieron las estancias de crías de ovinos, quedando la producción en manos de una clase de terratenientes. 

Por otro lado, en el extremo opuesto de la escala social, comenzó a crecer la demanda de mano de obra, formándose un mercado de trabajo (hombres y mujeres venden su trabajo a cambio de un salario). Finalmente el capital extranjero comenzó a intervenir para financiar ciertos aspectos de la economía exportadora, cobrando mayor fuerza a partir de la década de 1880. Fue precisamente entre ese año y 1914, cuando el crecimiento de las exportaciones argentinas produjo un aumento vertiginoso, multiplicándose diez veces el total de las mismas. El principal comprador de los productos agropecuarios argentinos fue el Reino Unido. 

A partir de 1880, la demanda de alimentos del mercado mundial superó a la de insumos textiles. Argentina, cuyas tierras fértiles se encuentran entre las mejores del mundo, aprovechó esta oportunidad para desarrollar la producción de dos nuevos productos para exportar: la carne y los cereales. Si bien la lana fue el principal rubro de exportación hasta 1895 aproximadamente, a mediados de la década de 1870 comenzó a surgir la producción de trigo, que en años posteriores iba a gozar de grandes éxitos. 
A partir de la fecha mencionada, se logró abastecer de harina el mercado interno y progresivamente se comenzaron a generar excedentes para exportar. Esta producción provenía de un grupo de colonias agrícolas ubicadas en el centro de la provincia de Santa Fe. Aunque rápidamente se produjo una gran expansión geográfica de la producción de trigo, abarcando casi la totalidad de la región pampeana: provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y Córdoba y nordeste de La Pampa.

Por otra parte, desde 1880, se perfeccionaron los medios para mantener las carnes en frío durante su traslado a través del océano (recordemos que las primeras exportaciones se realizaban con ganado en pie). Asimismo se debió llevar a cabo un proceso de mestizaje y de mejoramiento en la calidad de las pasturas para lograr de las carnes argentinas  uno de los mejores productos del mundo en cuanto a sabor y valor nutritivo. La cría de ganado bovino se combinó con la siembra de cereales. Se formaron estancias mixtas, que dedicaban parte de su superficie a la siembra y parte a la ganadería. 

La variación de los precios internacionales llevaba a que generalmente las  exportaciones terminaran siendo mixtas (carnes y cereales), de modo que los terratenientes amortiguaran el efecto de estas variaciones. Esta producción mixta hacía necesaria la posesión de grandes extensiones de tierras, conspirando contra la formación de una clase de pequeños y medianos propietarios rurales. Al mismo tiempo, este crecimiento desplazó la producción ovina (lana) a regiones más áridas y apartadas como el sur de La Pampa y Río Negro.

A partir de este momento, la llanura pampeana se transformó en el polo dinámico del desarrollo económico del país. Allí se generaba la producción para la exportación, se invertía la mayoría de los capitales nacionales y extranjeros y se concentraba el 70% de la población del país, dando lugar a un vigoroso desarrollo económico y social.

Sin embargo, si bien las exportaciones se multiplicaron varias veces entre 1880 y 1914, las importaciones crecieron aún más, por lo que la balanza comercial argentina continuó siendo deficitaria durante este período. Llegaban, fundamentalmente desde el Reino Unido, una gran variedad de productos manufacturados, destinados al consumo masivo de la población. Al mismo tiempo, los británicos comenzaron a invertir cada vez más en dos sectores fundamentales de la economía argentina para la consolidación del modelo agroexportador: los ferrocarriles y los frigoríficos.

El desarrollo del ferrocarril provocó una baja sustancial en el costo de los fletes. Así, se fueron sumando a la actividad productiva tierras alejadas de los puertos y de los centros de consumo. Pero al mismo tiempo, generaron una mayor integración del Estado nacional. Muchos pueblos se construyeron alrededor del ferrocarril y los trabajadores ferroviarios. Año tras año crecía el tendido ferroviario. Entre 1887 y 1914, había aumentado 5 veces aproximadamente (de 6700 km a 35500 km). La financiación de las inversiones ferroviarias se realizó casi exclusivamente con capital extranjero. En parte, por la carencia del Estado nacional de las grandes sumas de dinero necesarias para encarar obras de tamaña envergadura; Pero también por una decisión ideológica de los gobiernos de turno que decidió que solo las rutas improductivas debían ser explotadas por el Estado, en tanto que las productivas debían quedar libradas al capital privado, fundamentalmente en manos del capital ingles.

Por otra parte, el aumento de la demanda de carne por parte de Gran Bretaña, incentivó el desarrollo de los frigoríficos. Los británicos fueron pioneros en este rubro. A pesar de la existencia de frigoríficos de capitales argentinos, fueron los ingleses quienes dominaron el negocio de la exportación de carnes. Sin embargo, en los inicios del siglo XX, el capital estadounidense comenzó a intervenir en la industria frigorífica, produciendo un cambio en la forma de procesar las carnes: la carne que hasta ese momento se enviaba congelada, los norteamericanos mejoraron la calidad de las mismas enviándolas enfriadas, lo que le permitía tener mejor sabor. Las exportaciones de carne argentina comenzaron a aumentar en forma espectacular, convirtiéndose en el principal proveedor del Reino Unido.

Ver siguiente: LA GENERACIÓN DEL ´80

LA REPÚBLICA CONSERVADORA 1880-1916

Ver anterior: LA REPÚBLICA LIBERAL 1862-1880

1880 – 1916  LA REPUBLICA CONSERVADORA

Desde la segunda mitad del siglo XIX, los países europeos industrializados comenzaron a demandar productos agropecuarios, cuyo traslado se vio abaratado por los avances de los medios de transporte. Así se produjo una distribución del papel que cada economía cumpliría en el comercio internacional: algunos países se harían cargo de la producción industrial, mientras que otros se especializarían en las materias primas. A esta distribución se la denominó división internacional del trabajo.

Esta división fue sustentada por el liberalismo, doctrina económico- política que se impuso en Europa a partir de mediados del siglo XIX. Entre otras cosas, la economía liberal proponía la supresión de las trabas aduaneras del comercio internacional. La decisión política de comerciar libremente los productos posibilitó la división internacional del trabajo.

Argentina se insertó entre los países proveedores de materias primas y receptor de capitales, manufacturas e inmigración. En ciclos sucesivos nuestro país produjo y exportó: lana, trigo, carne y cereales. Por esta razón hablamos de un modelo agroexportador, cuyo desarrollo se produce entre 1850 y 1880, y vive su apogeo entre 1880 y 1914. Para sustentar este modelo, fueron necesarias obras de infraestructura, mano de obra e insumos industriales. Y al mismo tiempo, era necesaria una figura política con la fuerza suficiente para imponer desde el gobierno los intereses de los grandes terratenientes.

Así, en 1880, el Colegio Electoral impuso a Julio Argentino Roca como presidente de la Nación. Roca poseía una larga trayectoria como militar, habiendo participado de la represión de las rebeliones producidas en el interior del país, en la Guerra del Paraguay, y había conducido la “Campaña del desierto”, en la que se sometió a los pueblos originarios del sur de La Pampa y de la Patagonia.

Roca dejó el camino allanado para entregar las tierras a los nuevos propietarios, a los que ya había sido asignada antes de la operación militar mediante la suscripción de 4.000 bonos de 400 pesos, cada uno de los cuales dio derecho a 2.500 hectáreas. Un total de diez millones de hectáreas, en consecuencia, fueron vendidas por el Estado a comerciantes y estancieros bonaerenses en forma previa a la conquista de las tierras. El excedente obtenido, en lotes de a 40.000 hectáreas cada uno, fue rematado en 1882 en Londres y París, dando lugar así a la aparición de los primeros terratenientes de esos orígenes en los campos argentinos.

"Las tierras que aún quedaban en manos del Estados fueron utilizadas, en 1885, para cancelar las deudas acumuladas con los soldados desde 1878, pero tanto los oficiales como la milicia necesitaban efectivo y terminaron malvendiendo sus partes a los mismos que habían sido los financistas primitivos, de manera que toda esa superficie pasó a manos de 344 propietarios a un promedio de 31.596 hectáreas cada uno.
 Apropiación de la tierra a los aborígenes y genocidios en el Río de la Plata", Fernando Del Corro.

Roca llegó a la presidencia representando al Partido Autonomista Nacional (P.A.N.), donde se nucleaban las clases dirigentes de las provincias del interior del país, quienes se encontraban enfrentados con los representantes de los intereses de la provincia de Buenos Aires. A partir de su ascenso al poder, las minorías dominantes dieron por terminadas sus disputas internas y aceptaron el plan que el presidente consignó en dos palabras: “Paz y administración”. 

Así evitaron los conflictos políticos mediante prudentes arreglos y se dedicaron a promover la riqueza pública y privada. Muy pronto las minorías adquirieron el aire de una oligarquía preocupada sólo por sus intereses y privilegios. A medida que el número de inmigrantes crecía, la oligarquía estrechaba sus filas.

El régimen conservador dispuso de una serie de mecanismos a través de los cuales garantizaba su permanencia en el poder y su funcionamiento. Le otorgó suma importancia al control de la sucesión política (presidente, gobernadores y senadores) cuyo fin era impedir que alguno de esos cargos fuera ocupado por miembros de sectores opositores. El control del colegio Electoral y el fraude fueron los mecanismos  utilizados para garantizar esa continuidad.  El voto “cantado” daba lugar a la intimidación y la violencia en los comicios,  y aseguraba los resultados deseados por el partido dominante.

LAS LEYES LAICAS

El gobierno resolvió encarar transformaciones en el ámbito institucional, tomando como modelo a los países europeos liberales. Esto generó apasionados y violentos debates. En 1884 se aprueba la ley de creación del Registro Civil, por la cual se encomendaba al Estado el registro de las personas, confiado antes a la institución eclesiástica. 

Ese mismo año, se promulgó la Ley de Educación Común, que establecía que la educación primaria era obligatoria, laica y gratuita. Esto posibilitó la alfabetización de miles de niños, incluyendo a los hijos de inmigrantes. A la vez, su carácter de laica implicaba la imposibilidad de impartir educación religiosa en la escuela pública. Un año más tarde se consagró la Ley de Educación Superior, garantizando la autonomía universitaria frente al poder estatal. Unos años después se estableció el matrimonio civil, con lo que el proceso de renovación institucional quedaba concluido.

Lógicamente que estas medidas, siguiendo los preceptos del liberalismo, propiciaron la separación de la Iglesia y el Estado; situación que provocaría la ruptura de relaciones diplomáticas con el Vaticano por algún tiempo. Por otro lado, le aseguraba al gobierno un centralismo administrativo que el Estado debía garantizar. Pero también quedaron desde entonces divididas las clases tradicionales en sectores ideológicos: liberales por un lado, y católicos por otro.  

Ver siguiente: EL MODELO AGRO EXPORTADOR

martes, 26 de junio de 2012

LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO 1856-1880

Ver anterior: LA DEMOCRACIA EN EL SIGLO XIX 

LA ORGANIZACIÓN NACIONAL ARGENTINA
BATALLA DE CASEROS

Hacia mediados del siglo XIX, la consolidación del capitalismo en Europa occidental, la estructuración de un mercado mundial y la división del trabajo ofrecían perspectivas favorables para que nuestro país se insertara en este nuevo modelo de organización mundial que proponían las economías industriales.

La creencia en la idea de un progreso indefinido que corregiría todas las contradicciones presentadas en la organización social y política de los nuevos estados incorporados al capitalismo se sostenía sobre dos bases: orden y progreso. El desafío planteado en nuestro país consistía en la implementación de un programa de modernización del Estado para establecer un poder centralizado capaz de controlar la política y la economía, así como también desarrollar un sentimiento compartido de nación entre sus habitantes.

Esta posibilidad de organizar un estado centralizado hacía necesario someter las voluntades de los grupos dominantes durante la etapa posterior a la independencia, avanzando sobre las libertades de las jurisdicciones locales. En este sentido los principales esfuerzos de la consolidación del Estado se concentraron en la organización de una estructura militar que monopolizara el uso de la fuerza; y de una organización del sistema de impuestos que permitiera sostener los gastos de la nueva estructura política.

Con este fin se organiza el ejército, la corte de justicia, el banco nacional, la emisión de papel moneda, la administración de aduanas y la contaduría general de la nación. Dentro de esta organización se hizo necesario unificar el derecho mediante la creación de códigos civiles, penales y comerciales. Para la difusión de estos nuevos marcos de legalidad se impulsó la educación pública y gratuita.

La modernización del estado hizo necesaria la utilización de los nuevos avances tecnológicos que permitieran articular estas acciones por medio de la instalación de telégrafos y ferrocarriles. La modernización hacía necesaria la incorporación de nuevos territorios donde extender este sistema de dominación para lo cual se procedió a ampliar las fronteras de la civilización mediante el exterminio de las poblaciones nativas para incorporar sus territorios a las áreas de producción orientadas a la nueva organización y división internacional del trabajo.

Esta avanzada, concretada en 1880 sobre las tierras marginales, y el control de las antiguas áreas mediante el sofocamiento de los alzamientos organizados por los líderes de las provincias que quedaban excluidas del nuevo orden, permitieron la consolidación del gobierno nacional.




La presidencia de Bartolomé Mitre

Mitre, al asumir la presidencia en octubre de 1862, se encontró con un obstáculo: el problema de la residencia de las autoridades nacionales. La solución la encontró mediante la “Ley de compromiso” que establecía que los miembros del poder ejecutivo podrían residir en Buenos Aires hasta tanto se fijase la capital de la república.

Durante el debate de esta ley quedaron expuestas dos tendencias del liberalismo porteño: Los mitristas o nacionalistas que pretendían que se nacionalizara la ciudad y la aduana; y por otra parte, los autonomistas que pretendían conservar los privilegios de Buenos Aires. Ambos partidos pertenecían a la misma clase social y su objetivo era la toma del poder para controlar el aparato estatal.

El gobierno nacional fue imponiéndose por medio del ejército sobre el poder de las provincias centralizando funciones como la recaudación impositiva, la emisión de moneda, la educación y el poder represivo. Mitre encargó a un grupo de juristas la redacción de un código civil y de comercio para la nación y creó la Corte Suprema de Justicia y los tribunales inferiores. Se crearon catorce colegios nacionales, uno para cada provincia, con el fin de unificar ideológicamente a todos los territorios. Para financiar estas reformas creó un aparato recaudador nacional mediante el cual poder extraer recursos de la sociedad de una manera organizada y previsible.

La guerra del Paraguay

Durante la presidencia de Mitre comenzó la guerra del Paraguay que enfrentó a la triple alianza (Uruguay, Argentina y Brasil) contra Paraguay. Esta se prolongó entre 1865 y 1870, su causa respondía a los intereses británicos de proveerse de algodón para sus industrias y acabar con el modelo autónomo de desarrollo del Paraguay.

El Paraguay era la única nación que no tenía deuda pública y poseía sus propios astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles, líneas telegráficas y fabricación de armamento. La mayor parte de las tierras pertenecían al Estado y además poseía el monopolio del comercio exterior.

La declaración de la guerra fue muy impopular en el interior de nuestro país ya que Paraguay era considerada una república hermana, esto provocó el levantamiento de algunas provincias que fueron sofocados por el gobierno nacional. Sin embargo, la guerra se prolongó durante cinco años y costó al país cuantiosas sumas de dinero y 50 mil muertos.

En 1870, durante la presidencia de Sarmiento los aliados tomaron Asunción poniendo fin a la guerra. Paraguay había quedado destrozada, su población fue diezmada y el territorio arrasado. El general Mitre declaró:

“En la guerra del Paraguay ha triunfado no sólo la República Argentina sino también los grandes principios del libre cambio (…) Cuando nuestros guerreros vuelvan de su campaña, podrá el comercio ver inscriptos en sus banderas victoriosas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado.”

Finalizada la guerra, Brasil saqueó Asunción, instaló un gobierno adicto y se apropio de una gran porción del territorio paraguayo. En tanto que el regreso de las tropas trajo consigo, en 1871,  una terrible epidemia de fiebre amarilla. La peste dejó como saldo 13 mil muertos y provocó el traslado de las familias oligárquicas, que abandonaron sus casonas de la zona sur, hacia la zona norte de la ciudad.

La presidencia de Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento asume la presidencia el 12 de octubre de 1868 con el apoyo de Mitre, su obra estuvo orientada a “civilizar” a la nación. Con este objetivo triplicó el número de alumnos, fundó ochocientas escuelas y creó las escuelas normales de formación de docentes. Veía en esta tarea la garantía para transmitir los valores tradicionales, el culto a la obediencia, el respeto a la autoridad y la unificación del pensamiento. Completó su labor educativa la creación del Colegio Militar y de la Escuela Naval.
Sarmiento comprendió la necesidad de establecer un sistema nacional de comunicaciones y para ello se tendieron cinco mil kilómetros de cables telegráficos y se inauguró la primera línea telegráfica con Europa. Modernizó el correo y se preocupó por extender las líneas férreas. La red ferroviaria fue construida por empresas inglesas a las que se les concedía grandes beneficios. El trazado de las líneas se realizó en abanico, sin conexión entre las regiones, hacia el puerto de Buenos Aires según el interés de los británicos para poder exportar la producción local hacia Londres.

Durante su gobierno se intentó la fundación de colonias de agricultores, sin embargo, no pudo concretar esta obra por la oposición de los terratenientes porteños. El poder de la oligarquía terrateniente fue aumentando en la medida que el Estado se consolidaba. La clase dirigente argentina había tomado el hábito de solicitar préstamos de divisas al exterior. Esto generaba una sensación falsa de prosperidad.

En 1873 se produjo una crisis económica en los países centrales por lo cual suspendieron los créditos e inversiones e hicieron disminuir el precio de nuestras materias primas. Sus consecuencias fueron quiebras de empresas, devaluación de la moneda, reducción de los salarios de los empleados públicos, disminución de la inmigración y desocupación.

Su obra de gobierno incluyó la organización de la contaduría nacional y el Boletín Oficial, que permitía a la población en general conocer las cuentas oficiales y los actos de gobierno, creó el primer servicio de tranvías a caballo y diseño los jardines botánico y Zoológico.

La presidencia de Avellaneda

En 1874 fue electo el tucumano Nicolás Avellaneda, el mitrismo, derrotado en las elecciones fracasó en su intento de dar un golpe de Estado. Concluida la revuelta Avellaneda incorporó a su gabinete a miembros de la oposición mitrista como forma de conciliación.
NICOLÁS AVELLANEDA

En 1876 se promulgó la “ley de inmigración” que prometía tierras y trabajo para los campesinos europeos que se asentaran en nuestro país. La necesidad de poblar nuestro territorio se convirtió en política de Estado dando como resultado un aumento importante de la población.

Avellaneda sufrió los efectos perdurables de la crisis económica y aplicó medidas extremas: disminución del presupuesto público, suspensión de la convertibilidad del papel moneda a oro, rebaja de sueldos y despidos de empleados públicos. A partir de 1876 llegaron al país los primeros barcos frigoríficos aumentando las posibilidades de exportación de nuestro país e incrementaba el valor del ganado.

Al finalizar su presidencia, Avellaneda envió al parlamento un proyecto de federalización de Buenos Aires. El proyecto provocó la reacción del gobernador, Carlos Tejedor, quien se sublevó contra las autoridades nacionales, Entre tanto se llevaron a cabo las elecciones nacionales que dieron el triunfo a la fórmula Roca- Madero, partidarios de la federalización.

La ciudad fue sitiada y Tejedor debió renunciar. Finalmente, en agosto de 1880, la legislatura de nacional disolvió a la legislatura bonaerense y sancionó la Ley de Federalización de la ciudad de Buenos Aires. La ciudad fue declarada Capital Federal de la República Argentina.

Adaptación del texto: PIGNA, Felipe (Coord.), Historia, La Argentina Contemporánea, Ed. A-Z, Bs. As., 2007.


ACTIVIDADES:

a)      Organizá en una línea de tiempo las presidencias del periodo de formación del Estado nacional
b)      Sintetizá la labor de gobierno de cada una de ellas
c)      Organizá en un cuadro las acciones llevadas adelante para la consolidación del estado nacional según sean sociales, políticas, económicas, judiciales, militares

vVer siguiente: LA REPÚBLICA CONSERVADORA